Soñé que tomaba una taza de té interminable, al principio era placentero tener entre mis manos la pequeña taza siempre tibia y humeante, pero conforme fueron pasando las horas, la dulzura se tornó amarga, la calidez, insoportable... y finalmente odié aquella taza de té antes tan amada.
He aquí la prueba de que no a todo se acostumbra uno. Todo depende de cómo se conjugue: Yo te amargo, tú me amargas, él se amarga, nosotros nos amargamos y Marga como si nada.
ResponderEliminarCierto, ni lo más placentero puede serlo siempre, habrá que agregarle alguna variante para que siga siendo apetecible.
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