Cuando se apoderan de todo

Los conejos no son seres sumisos, después de un tiempo de adaptación a su nuevo entorno (y de dormir muchas horas seguidas), toman el control de sus vidas: crecen un poco y se animan a tareas predominantemente humanas.

Amargo desayuno

Lo peor que te puede suceder, viviendo entre conejos, es el suicidio de uno de ellos durante el desayuno porque seguramente el café tendrá un sabor no acostumbrado y las galletas se salarán irremediablemente.

En la cacerola

Al cocinar, solemos encontrar algunas sorpresas: insectos, negritos o abolladuras que quitamos de las verduras, un tomatito enredado en la espesura del germen de alfalfa o basurillas indeseables que no encajan en la receta del día. Uno o más conejos dormidos tampoco son ingredientes que hubiéramos imaginado usar. 

Invasión conejo

¿A quién no le ha pasado encontrar pelos en la sopa? Otra cosa es el temor a que un conejo caiga en ella, ¿qué se hace en esos casos? 

Conejos que sueñan

Tomar un paseo suele ser relajante. No puede decirse lo mismo si el paraje visitado se convierte en un campo donde conejos han venido de lejos a poblar sus sueños de zanahorias, cartas escritas a señoritas y casas tomadas. Lo único reconfortante es que están dormidos y no muertos, ¿cierto?

Un alto 4

Comida y animales siguen siendo el punto focal de estas escenas campestres a donde un narrador omnipresente insiste en invitarnos. Sucumbamos a su invitación -por ahora.