Al cocinar, solemos encontrar algunas sorpresas: insectos, negritos o abolladuras que quitamos de las verduras, un tomatito enredado en la espesura del germen de alfalfa o basurillas indeseables que no encajan en la receta del día. Uno o más conejos dormidos tampoco son ingredientes que hubiéramos imaginado usar.
Al parecer comemos L-lisina desde hace mucho debido a los hilos de la cabeza que no se cosen pero al final se cuecen en la sopa.
ResponderEliminarMientras no se hagan bolas en la panza y tengamos que escupirlas como hacen los pobres gatos vomitones.
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